Este es el último cuentito del cuarteto mágico de la autora Pilar Mateos, espero que lo disfruten mucho, y que se diviertan y rían mucho, dado que es un cuento muy pícaro....
El eco:
La bruja Mon estaba rabiosa. Llevaba toda la tarde portándose bien. ¡Ya no podía resistirlo más!, necesitaba urgentemente molestar a alguien. Pensó: “Si pasará una niña por aquí, la convertiría en tortuga”. Y miro a lo lejos, por el camino del puente a ver si venía una niña. No venia ninguna.
La bruja Mon volvió a pensar: “Si pasará un niño por aquí, lo convertiría en elefante”, y miro a lo lejos, por el camino de la montaña, a ver si venia algún niño. No venia ninguno.
La bruja Mon exclamo: “¡Que rabia!” y siguió andando a la pata coja.
Cuando llego a la montaña diviso la boca de una cueva. “¡mira que bien!”, se dijo ahí adentro habrá murciélagos. Los convertiré en ballenas y así no habré perdido la tarde. Se asomo por la cueva y vio las peñas húmedas, el techo altísimo, la galería oscura y sin final; pero no encontró ni un solo murciélago.
“¡Que raro!”, comento la bruja, en las cuevas siempre hay murciélagos. “¡Murciélagos!”, repitió una voz. “Eso es lo que estoy buscando”, contesto la bruja, distraída, pero no hay ni uno.
“¡Ni uno!”, afirmo la voz.
“Es lo que acabo de decir”, dijo la bruja, un poco molesta.
“¡Es lo que acabo de decir!”, dijo la voz.
La bruja Mon se puso de mal humor: “¡Yo lo he dicho primero!”, voceó.
“¡Yo lo he dicho primero!”, insistió la voz.
La bruja Mon mira al fondo de la cueva para ver quien le hablaba; y, por más que miro y remiro no vio a nadie.
“¿Dónde te escondes?”, pregunto.
“¿Dónde te escondes?”, pregunto la voz.
“¿Dónde te escondes?”, pregunto la voz.
“¡Yo no me escondo!”, protesto la bruja.
“¡Yo no me escondo!”, protesto la voz.
Era una voz antipática y chillona. Y a la bruja Mon le sonaba conocida; como si fuera alguien de la familia. “¿De quien podría ser?”, me da igual, gruño la bruja. Sea quien sea, lo voy a convertir en un pez.
Y añadió en voz alta: “¡Sal si te atreves!”.
“¡Sal si te atreves!”, repitió la voz.
Y la bruja Mon tuvo la sensación de que se estaba riendo de ella.
“¿Me estas haciendo burla?”.
“¡Haciendo burla!”, aseguro la voz.
La bruja Mon se puso tan furiosa que empezó a darse de coscorrones contra las peñas.
“¡Voy a convertirte en un pez tonto!”, rugió.
Y la voz, sin acobardarse le devolvió la amenaza: “¡Voy a convertirte en un pez tonto!”.
“¿A mi?”, dijo la bruja Mon.
“¡Y un jamón!”.
Agito su polvorienta varita y dijo rápidamente, las palabras secretas:
“TUFA, COTUFA, TRUCALATRUFA. CHIRIS CHIRABO, CHIRIBINABO, MALA, MALICO, MALADAPICO, por una vez que salga un pez”
¿Vais a creer lo que sucedió?, la voz repitió exactamente las mismas palabras secretas, sin olvidar ninguna. Y la bruja Mon, por arte de magia, se convirtió en un pez.
El otro día la vi, dentro de una pecera. ¡Y estaba roja de rabia!.
FIN